"Vivir el presente" es una frase que todos hemos escuchado (o dicho) alguna vez sin (quizá) entenderla del todo. Por un lado, están quienes la ven como un mantra para dejarse llevar por el momento: un acto de magia que dirige a la felicidad inmediata. Por otro lado, están quienes la
interpretan como un mandato de concentración sobre alguna actividad en particular, con tal de bloquear ideas del pasado y el futuro. Ambas, aunque bien intencionadas, son percepciones que no
llegan al núcleo del verdadero "vivir el presente": no se trata de estar atento o "fluir", sino de resolver las causas de la inatencion.
La vida misma es un espacio lleno de agujeros de inatención: el trajín de la existencia no nos deja apreciar todos esos pequeños detalles (pasados, presentes o futuros; malos o buenos), que a final
de cuentas son los que conforman y dotan de belleza nuestro andar por el mundo.
'"Rumbo Bello", nuevo tema del cantautor sinaloense El David Aguilar, parece tomar esta reflexión como punto de partida para entregar una de sus composiciones más bellas a la fecha, donde el músico reflexiona acerca de los elementos que componen la experiencia de la vida, los claroscuros que la visten y cómo la consciencia alrededor de este conjunto de cosas es lo que nos permite una
experiencia, si no mejor, sí distinta en cuanto a cómo valoramos todo lo que nos ocurre.
"Se trata de una canción meditativa, enfocada en fijar un estado de ánimo luminoso", comenta el propio David. Y añade: "es además muy personal, pues me la compuse para relajar la mente y fijar un estado de alegría e incluso de éxtasis".
Apoyado en un brillante arpegio de guitarra, Aguilar da rienda suelta a su voz a través de una melodía de pegadiza sutileza: un canto que alarga las sílabas con dulzura, en contraposición con el
punteo de las seis cuerdas, con lo cual se conforma un combo que encuentra sus bondades en el minimalismo, casi como un espejo de los temas que toca la letra: la belleza no se encuentra en la
acumulación, lo imperecedero o las grandes emociones, sino en poder disfrutar cada pequeña cosa que ocurre.
Al respecto de la hechura de la canción, el autor comenta: "musicalmente obedece a una tradición del folklore de occidente, pues aunque tiene tintes latinoamericanos, está muy inspirada por el folk estadounidense, es decir, por un espíritu muy norteño".
Gracias a esta composición, El David Aguilar no sólo es capaz de conmover y conectar con todo aquel que lo escuche, sino que permite apostar que su siguiente materia, proyectado para lanzarse a mediados de febrero.
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