"Esa maldita felicidad"es una de las apuestas audiovisuales más ambiciosas de PortAmérica. Dos años de rodaje en más de una decena de localizaciones, carretera y puentes entre España y Latinoamérica conforman la ruta de esta road movie de cocineros, músicos y cocineros músicos con destino final a un paraje único de las Rías Baixas: la carballeira de Caldas de Reis, sede del Festival PortAmérica.
El documental es una historia coral protagonizada por los artistas y cocineros que acuden a PortAmérica, así como por las personas que lo crearon y modelaron durante todos estos años. La planificación de este viaje comenzó en 2012, y a partir de entonces es una suerte de peregrinaje anual a un evento sostenible y adelantado a su tiempo: cuando nació programar música alternativa latinoamericana era una locura y lo más digno que podías comer en un festival de música era un buen kebab.
Son protagonistas algunos de los cocineros más reconocidos del mundo: Andoni Luis Aduriz, Pepe Solla, Begoña Rodrigo o el chileno Christian Bravo, por citar algunos. Entre los músicos participan Vetusta Morla, Xoel López,Iván Ferreiro, Amaia o el ganador de 21 Grammys: el puertorriqueño Eduardo Cabra (Calle 13).Todos ellos acuden a un festival que se desarrolla en un paraje idílico: la Carballeira de Caldas de Reis, a donde se muestran maravillados de acudir.
Parte de los contenidos del documental se desarrollan en otras localizaciones de la provincia de Pontevedra: Vigo, Pontevedra, Sanxenxo, O Grove o Cambados. En alguna de estas escenas somos testigos de cómo los cocineros conocen de primera mano los productos y preparaciones gastronómicas de la zona, con las que se deshacen en halagos y de las que reseñan su carácter tan universal como único.
El documental es también un recorrido por la propia historia de PortAmérica. Una historia de superación y resiliencia que empieza como una iniciativa arriesgada en época de crisis y culmina en un festival de reconocido éxito y prestigio. Los inicios en Nigrán, la evolución y dificultades de los primeros años o el traslado a Caldas de Reis muestran que no ha sido un camino fácil hasta la ansiada y “maldita” felicidad.
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